Recuerdo cuando nos conocimos viejo querido, íbamos a ver un partido de Magallanes a provincia y el bus ya estaba lleno cuando incrédulos nos dimos cuenta que teníamos comprado el mismo asiento, al reclamar a la Lolita supimos que los dos nos llamábamos Francisco Yánez y nos largamos a reír, desde ese momento querido tocayo mío me acogiste como un hermano mas en esta nuestra familia albiceleste. Vivimos y disfrutamos desde nuestra trinchera en la galucha tantos goles juntos como rabietas por derrotas de ultima hora, pero al final estoy seguro jamás dejamos de amar el fútbol en familia de nuestro viejo y querido Magallanes.
Llego el momento de tu partida, no pudiste planearlo mejor, gritando un gol que quisiste correr a gritárselo a los grandes que pasaron por la institución haya en el cielo, sin darte cuenta ellos ahora te abrazan al igual que mi padre que vestido con la albiceleste te salio a encontrar junto al gordo Nissin. Ya no estas presente con nosotros, no te podemos tocar ni oír tu voz, es un gran dolor y nos parece que todo es tan triste pero nos queda una pasión sincera como la tuya que no morirá jamás. Es por eso que tu memoria será querida y vivirá siempre en nuestros corazones y eso es más fuerte que cualquier abrazo, más importante que cualquier palabra.
En estas ocasiones, nunca se sabe qué decir… Cualquier palabra parece vacía de sentido frente a un dolor tan grande, pero gracias viejo querido por ser de Magallanes, gracias por tu ejemplo y por haber gritado el “Erre con A” tantas veces que ahora retumban en la eternidad.
Pero quienes creemos en el altísimo Salvado Jesucristo sabemos que tu alma descansa sin dolor y penas en un lugar reservado para ti a la espera de que algún día nos reencontremos en abrazos, especialmente de quienes te acompañamos y te amamos en esta vida. Que en Paz descanses Don Panchito.
De: Panchoka Corresponsal, el pueblo albiceleste y la gente que amamos el fútbol.