Recuerdo ese sábado 24 de Abril en La Pintana, fue le primer partido que jugamos en el año, solo 200 hinchas de manojitos que disfrutamos de un 3x1 que pudieron ser seis goles fácilmente, desde ese día este reportero ya notaba un equipo solidó y la clave había sido fundamentalmente por que se había conservado gran parte de los jugadores del año anterior y se había realizado una minuciosa selección de nuevos elementos como lo fueron Reyneros, Karin Tapia, Opazo, Penrroz y para que nombrar luego la incorporación de Júnior Fernández entre otros.
Luego se creo una mística donde destacaron los viajes de las barras y algunos partidos claves que le dieron sabor a la mezcla de situaciones positivas, el ganado a último momento por Magallanes en Linares, ya casi clasificados pero con público agresivo en contra y sin nada que perder se gano a última hora, para que decir el de Los Ángeles ante iberia a estadio lleno, la lluvia, un jugador menos y dos goles abajo, un épico triunfo y finalmente los dos jugados con Trasandino pero paradójicamente para mi el más valorado fue la derrota en Los Andes cuando terminado el partido los jugadores se gritaban y juraban salir campeones muchos de ellos saliendo entre lágrimas.
La suma de estos elementos atrajo lentamente los frutos en la cancha, en momentos Magallanes era tan superior que la misma hinchada se atrevía a reclamar por las muchas oportunidades de gol malogradas olvidando la victoria o los elementos externos ya sea mal terreno de juego, clima o arbitrajes en contra. De los 200 hinchas iniciales se paso a 600 cada semana y así hasta llegar a los mas de tres mil al final del campeonato, esto nos dice que esta institución es mas grande de lo que se piensa y que sus hinchas repartidos por todo el territorio nacional son mas apasionados de lo que se cree, sin embargo debemos reflexionar y reconocer que esta cantidad de hinchas no son suficientes y que es imperioso que exista un verdadero aumento de simpatizantes generando a futuro una real participación de la comunidad en los eventos del club, ya muchos años regalamos en los potreros como para no seguir llenando el Bueras, esta comprobado que tenemos mas hinchada que Palestino, El Mornig o quizás muchos otros de la B o de la A, pero hay que hacer una revisión personal y preguntarnos ¿Queremos que sigan nuestros hijos o nietos siendo de los clubes llamados grandes solo por que Magallanes estaba en tercera o no ganaba nada?, pues la respuesta es no, la verdad Magallanes ha salido cuatro veces campeón nacional, fue a la Copa libertadores y ha suministrado valiosos jugadores a la selección nacional y a clubes importantes. Claro, otro dirá que eso es el pasado y que vivir del pasado es solo quedarse estancado en él, pero al consultar a muchas personas en las tribunas, incluso en la calle y gente que nada tiene que ver con el club me hacen concluir que esta nueva era que se inicia tiene como nunca antes una gran oportunidad que hace de este Magallanes algo diferente. Puede que sea el orden dirigencial que le desea dar su accionista, puede ser el valor mediático comercial que proyectan los clubes de fútbol-empresa en estos tiempos, puede ser el valor de tener la marca “Magallanes” que persiste en el inconsciente colectivo, quizás el valor social de la gente que sigue a este club y la inmensa proyección que pueda tener en la comuna de Maipú y los niños y jóvenes que se formen en sus divisiones inferiores, o podrían ser simplemente las esperanzas de sus hinchas que desean de una vez por todas la consolidación Institucional que le permita proyectarse y ganar algo importante después de tantos años y por que no algún día en su propio estadio y cede social donde sus seguidores celebren.
¿Qué pasara entonces con este Magallanes?, ¿Estará el club y cuando digo Club me refiero a sus jugadores, dirigentes y la hinchada a seguir aspirando a solo perdurar en el tiempo felicitándonos solo por nuestro pasado glorioso?
Pues bien, “La Guardia Albiceleste” ya respondió a esta pregunta y estos jóvenes pese a todo los malos augurios son la confirmación de que sin nada se puede hacer todo, otra comprobación es la inversión que por fin dio frutos en lo empresarial con una combinación de buenas decisiones, gestión y gastos, y por último, la confirmación cierta que la hinchada de Magallanes se esta renovando, que los hijos y nietos que corrían en los tablones del estadio Vulco crecieron y retomaron la senda heredada, es cosa de mirar detenidamente a la gente sentada a nuestro alrededor en la galería, ya no solo esta la gente de la tercera edad (que como flaco favor la televisión nos ha encasillado), esta la familia entera dispuesta a ir al estadio. Nuestros viejitos son nuestros baluartes, pero no nos confundamos, magallánicos somos de todas las edades.
Somos una barra reconocida y querida por lo pacifica y familiar, pero eso no debe confundirse con lo apasionados que somos, si la gente no va al estadio y no se hace hincha es por que simplemente y con todas sus letras nos hemos farreado por años el tremendo poder de convocatoria que puede generar este club y que ya no puede seguir desaprovechado.
El tiempo ya no es problema, ya hemos esperado mucho para este despegue, ya hemos sufrido lo insufrible, ya hemos conocido todas las canchas de barro, de champas y cuanto potrero distante hemos viajado. Ahora nos queda tomar una decisión, y esa decisión es si de verdad queremos identificarnos con Magallanes, vestir su camiseta en la calle y en el estadio y hacer regresar a nuestros hijos y llenar de simpatizantes las gradas.
Si la respuesta es afirmativa, tenemos que hacerlo asumiendo nuestra herencia y proyectándola al futuro amoldándonos a los nuevos tiempos, solo así sabremos nuestro lugar en el club. Si nosotros no hacemos crecer a Magallanes, nadie lo hará.
Francisco Yañez B.
Panchoka Corresponsal